Gripe Española 1918-1919

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El curioso

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En esta pandemia falleció Sofía la quinta hija de los Freud, madre del famoso niño del Fort Da, que Sigmund Freud observó, contando dieciocho meses de nacido, en su trabajo Más Allá del Principio del Placer publicado en el año 1920.

Los virus no cuentan con maquinaria de reproducción, requieren entrar a una célula huésped; una vez dentro utilizan la maquinaria y ADN de esta, para multiplicar su material genético y continuar su crecimiento. La gripe o influenza, es una enfermedad viral con alta morbilidad. Su virulencia varía entre brotes debido a la facilidad de realizar cambios antigénicos. Esta variabilidad que caracteriza al virus de la influenza le da la capacidad de poder ser un resfriado leve que da comúnmente en invierno hasta una pandemia con cualidades para esparcirse por el mundo y matar a millones de personas.

En 1918 se juntaron las peores probabilidades dentro de esta variabilidad viral, así situaciones humanas. Después de la primavera la enfermedad produjo dos oleadas nuevas, una el mismo año en otoño y una segunda en la primavera de 1919. Se esparció por todo el planeta y aunque los registros están incompletos, mató a por lo menos 40 millones de personas; más que la misma guerra.

Durante los años han ido surgiendo varias teorías sobre la aparición de esta influenza. Ahora se piensa que probablemente hubo varios focos simultáneos, iniciando con una pobre expresión de síntomas que permitió que la guerra movilizara la enfermedad por el mundo. Algunos dicen que llegó de Asia central iniciando en cerdos o aves que transmitieron la enfermedad a los humanos. Otras teorías dicen que las primeras mutaciones importantes del virus surgieron en Estados Unidos en la ciudad de Kansas en marzo de 1918. En un campamento inglés en el norte de Francia había una gran población militar que convivía con cerdos y aves; aquí había instalaciones con gases que se creía causaron mutaciones generando el virus. Los ingleses en el momento, llegaron a culpar a los alemanes, atribuyendo la infección a los cuerpos que se quedaban en el fondo del mar generando miasmas que intoxicaban la comida y la población. Muchos adjudicaban a cometas y polvo estelar la causa de la transmisión, tratando de explicar la llegada de la pandemia a lugares tan aislados como los polos.

El nombre de gripe española en realidad es engañoso ya que como se mencionó antes, ahora se sabe que la pandemia inició en varios puntos al mismo tiempo y no únicamente en España. En realidad, es casi imposible saber el verdadero lugar de origen. Esto tiene una razón. Los países que estaban en guerra durante la pandemia, decidieron no comentar sobre las perdidas humanas que estaban teniendo debido a la influenza, por miedo a que el enemigo los creyera débiles y se aprovechara de esta ventaja. España, al estar fuera de la guerra, pudo divulgar las noticias sobre la alta mortalidad que estaba sufriendo el país debido a la enfermedad.

Sea cual sea el inicio, ahora sabemos que la teoría de los miasmas y los polvos cósmicos, no son las más acertadas. Conocemos que la infección fue esparcida por los movimientos de la guerra. Esta atacó a ambos bandos al mismo tiempo, teniendo que cambiar y reajustar estrategias de guerra. Ninguno de los dos bandos pudo tomar ventaja debido a la afectación homogénea. Por fin, a finales de junio parecía haber desaparecido.

En el otoño, una nueva oleada llegó, esta era altamente infecciosa y produjo una mayor mortalidad que la oleada anterior. Los casos de neumonía se veían aumentados, causando cianosis, que casi siempre era una sentencia de muerte.

La tercera oleada al inicio de 1919 fue más fuerte que la primera, pero no tanto como la segunda. Parecía que la población había adquirido algo de inmunidad de estas dos previas.

Hubo una característica importante en las edades que sufrían mayor mortalidad. Normalmente la gráfica de una pandemia de influenza tiene la forma de un anzuelo, es decir, una alta mortalidad en niños y jóvenes, reduciendo hasta llegar a los 50 años, donde inicia un crecimiento en los mayores. En esta pandemia de influenza de 1918-1919, mostró una mortalidad alta en los muy jóvenes, con un incremento con la edad haciendo pico a los treintas, disminuyendo con la edad en los mayores; los de más de 80 tenían muy pocas probabilidades de enfermar.

Esto hizo que la influenza tuviera un impacto demográfico mayor, llevándose a las personas en sus años más productivos, agregando a las muertes los 10 millones que fallecieron en la guerra. Una razón de que la mortalidad fuera tan elevada definitivamente fue la guerra. Los países llamados potencias, estaban en guerra, y los países más pobres sufrían de un mal sistema de salud. Qué tanto menos probable era que un enfermo viera a un médico en un país de tercer mundo, que una persona enferma durante la guerra en Europa.

Los síntomas de la influenza duraban entre 3 y 5 días; los que regresaban a sus actividades después de ceder los síntomas podían recaer, por lo que se pedía a la gente se quedara en casa por 10 días a pesar de estar asintomáticos.

El terror llenaba las calles. Aquellos que podían estar sanos en la mañana, por la tarde se encontraban postrados sin poder moverse. Las personas colapsaban en las calles y morían antes de poder llegar a un hospital. Algunos tomaron precauciones cerrando lugares públicos como teatros y escuelas. Se distribuyeron máscaras, que eran inútiles en su momento. A pesar de las medidas, no todos podían respetarlas, los trabajadores debían ir a laborar y los empresarios no estaban contentos de pagar semanas de trabajo sin tener gente en sus empresas. Poblaciones enteras de los esquimales y de algunas comunidades en África desaparecieron por completo.

Aunque es probable que la Peste negra del siglo XIV matara en proporción a más población comparada con el número de habitantes en ese entonces, durante la pandemia de la influenza española hubo mayor número de muertes.

Y no será la última vez que nos encontremos con la influenza…

Bibliografía:

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