Del cáncer al olvido: La incertidumbre del presente y del futuro

  • 5
  •  
  •  

Ezequiel Martínez Martínez.

El espasmo y la impresión que acompañan a la experiencia de aquellos niños y adolescentes que padecen cáncer, donde el pavor al diagnóstico, el miedo al pronóstico, el recorrido bajo el yugo del dolor y el sufrimiento de la enfermedad, lo fuerzan a sumergirse en la incertidumbre de lo incomprensible, sacudidos por preguntas sin respuestas y respuestas sin preguntas les genera reacciones emocionales que llegan a colapsar en una experiencia presente, cuestionándose sobre el presentimiento que causa angustia acerca del futuro: ¿Qué pasará?

La misma pregunta resurge, cuando después de ser violentados por la enfermedad llega por fin a ellos la noticia de ser y estar “Libres”. Lo que les representaría ser vencedores, algunos autores lo denominan como “supervivientes” definiéndolo como aquella persona que ha padecido un trastorno oncológico y lleva libre de tratamientos y de enfermedad un período mínimo de un año. Otros comentan, que  no hay  un momento concreto en el que se produzca la curación y se pase de ser enfermo a ser superviviente, sino más bien se produce una evolución de la supervivencia desde el momento del diagnóstico oncológico.

¿Qué pasará?  Si bien en nuestro país las neoplasias conforman una de las principales causas de morbimortalidad en pacientes menores de 20 años de edad. La supervivencia a largo plazo se reporta en aumento del 20% en 1954 al 83% en 2006.  Lo que quiere decir, es que muchas personas enfrentarán en su vida adulta múltiples enfermedades físicas y trastornos psicológicos derivadas de la experiencia del padecimiento y el tratamiento oncológico.

A conocimiento que en México aún se carecen de registros estadísticos acerca de las consecuencias de la salud mental, obstaculiza que sea posible implementar medidas de prevención, detección temprana y manejo de dichos efectos con objetividad; puesto que  conocer los beneficios que se podrían obtener al conocer dicha información, nos permitirá hacer intervenciones oportunas logrando de esta manera reducir los costos en las diversas áreas de su vida. Desde el punto de vista emocional, habrá un deterioro manifestado por reacciones de depresión y/o ansiedad al no poder afrontar de la mejor manera su autopercepción; desde el punto de vista social, la ruptura total de sus hábitos de vida, empezando por los que se tenían en la familia, la exigencia de alejamiento de sus actividades cotidianas por la negación de trabajos y la exclusión de su entorno escolar y/o laboral repercutirá notablemente en su calidad de vida. Es importante entonces destacar que las reacciones del diagnóstico de cáncer van desde lo biológico hasta lo social y económico,  pues toda la red social del paciente se ve afectada por el antecedente del padecimiento.

Después del cáncer, el paciente superviviente tendrá que hacerse cargo de los cambios y transformaciones capitales desencadenadas por su padecimiento. Comenzará pues, una importante y significativa etapa -lejos de parecer tranquila y feliz-, donde como ya se mencionó, habrá un trabajo psíquico en el que el superviviente –muchas veces solo – usará enormes cantidades de tiempo y energía psíquica, que, al sentirse olvidados, nuestra intervención como profesionales para colaborar en un resultado óptimo se hace necesaria y obligatoria.

Bibliografía.

  • ANDRÉS-SOLANA C. (2005). Aspectos psicológicos en el paciente superviviente. Oncología (Barc.)[Revista electrónica]. 28( 3 ), 51-57, fecha de consulta:  2018-08-31. Disponible en: http://scielo.isciii.es/pdf/onco/v28n3/09.pdf
  • DE MOOR, S. et al. (2013). Cancer Survivors in the United States: Prevalence across the Survivorship Trajectory and Implications for Care. Cancer Epidemiol Biomarkers Prev. 22, 561–70.
  • HOFFMANM, et al. (2012). Deficits in Physical Function Among Young Childhood Cancer Survivors. JCO. 47, 2799-2805.
  • Mc CLELLAN W. et al. (2013). Understanding the functional late effects and informational needs of adult survivors of childhood cancer. Oncol Nurs Forum. 40, 254–262.
  • PERKINS, J. et al. (2014). Infections Among Long-Term Survivors of Childhood and Adolescent Cancer. 120, 2514-21.
  • RAMOS M. (2012 ). Seguimiento en Atención Primaria del niño oncológico. Cómo detectar las secuelas tardías. Pediatr Integral. 16, 552-564.
  • WARD, E. et al. (2014). Childhood and Adolescent Cancer Statistics, 2014. Ca Cancer J Clin. 64, 83-103.
  • WOOWARD E. et al. (2011). Late effects in survivors of teenage and young adult cancer: does age matter? Annals of Oncology. 22, 2561–2568.

Escribe un comentario