Palimpsesto alcohólico: de la amnesia a la rememoración del olvido
Por: Gabriela Ocampo Castellanos
Que otros en tu Leteo beban un triste olvido;
yo busco en ti las fiestas del fervor compartido.
(Fragmento del poema “Al Vino” de Octavio paz)
Cuenta la mitología griega que existía un río del Hades llamado Leteo, cuyo nombre significa olvido, el cual poseía unas aguas encantadas que las almas de los muertos bebían para así olvidar su vida en la tierra. Estas almas, luego de permanecer algún tiempo en el Hades podían beber de las aguas del Leteo y reencarnar, libres de su malestar y dolor, grabando su historia de nuevo, haciendo devenir una nueva escritura en los torrentes de su verdad.
El hombre ante su malestar, ante el sufrir, ha buscado a lo largo de su historia estas aguas mágicas del olvido, del río Leteo, y ha encontrado un líquido similar, con el cual pareciera hacer manuscritos en su superficie, intentando borrar así toda letra de dolor, de vacío: el alcohol.
Pero en el camino, va dando cuenta, que el leteo del alcohol no logra ser tan noble, ni tan mágico como el de la mitología de los griegos y el olvido que pareciera presentarse bajo sus efectos, solo dura unos momentos, por lo cual al abandonar sus aguas, quedan gotas, restos de estas en el cuerpo y en la memoria del inconsciente, en donde el olvido es su gran aliado, repitiéndose este compulsivamente, ya que no hay un mensaje con texto, sino solo el surgimiento de un gran malestar en el cuerpo, lo que representará la única posibilidad de recuerdo, mientras no se escriban palabras que resuenen, que hagan un verdadero llamado en esta memoria sin mensaje, mientras no exista un texto que revele una nueva historia, es decir que se cree en los torrentes del río Leteo un palimpsesto, el cual conllevará a una rememoración del olvido.
La palabra palimpsesto proviene del griego antiguo “παλίμψηστον”, que significa “grabado nuevamente” y hace referencia a un manuscrito antiguo que conserva las huellas de una escritura anterior, pero que fue borrada artificialmente para dar paso a una nueva (RAE, 2018).
Desde la medicina, existe el término palimpsesto alcohólico, conocido coloquialmente como laguna mental o black out, el cual se entiende como un periodo de amnesia sin pérdida de conciencia, es decir que existe un olvido por parte de la memoria, causado por algún episodio de intoxicación alcohólica que afecta sobre todo al hipocampo, donde residen los circuitos de la memoria. Este mantenimiento de conciencia permite que el sujeto logre conservar algunas habilidades, como mantener una conversación, caminar, bailar, cantar, dependiendo si el periodo de amnesia es completo o parcial (Lee et. al., 2009).
Ante esto, más allá de esta amnesia orgánica, de esta falla en el hipocampo, ¿qué es lo que se pretende olvidar a través del alcohol, pero que puja por ser recordado? ¿Es posible la rememoración del olvido?
Desde los inicios de la humanidad, se tiene registro de la existencia y consumo de drogas, así como de la representación que estas tienen a lo largo de las diferentes culturas.
Freud, al ser un investigador profundo de la historia del hombre, no dejó de lado el tema del consumo y la intoxicación por medio de las drogas. En Malestar a la Cultura (1930) uno de los temas abordados, es el del sufrimiento, el cual llega al sujeto desde varios lugares: el cuerpo, el mundo exterior y desde los vínculos con otros seres humanos, por lo cual para atemperar el mismo, existen varios consuelos, entre ellos la intoxicación, de la cual menciona:
“Bien se sabe que con ayuda de los “quitapenas” es posible sustraerse en cualquier momento de la presión de la realidad y refugiarse en un mundo propio, que ofrece mejores condiciones de sensación. Es notorio que esa propiedad de los medios embriagadores determina justamente su carácter peligroso y dañino” (Freud, 1930:78).
En estas ideas de Her professor, podemos ver claramente el efecto de la fuga hacia un mundo que regala sensaciones placenteras, el olvido de una realidad que aqueja, y todo gracias a una droga, en este caso el alcohol. En muchas situaciones, lo sucedido en el éxtasis del día anterior no se recuerda, la memoria que se encuentra saliendo de los embates del alcohol no logra rememorar lo sucedido, y el individuo se encuentra en una turbulencia completa, ya que al regresar de ese mundo de placer y enfrentarse con su cotidianidad, parece ser que no logra una conexión entre ellos, este mundo etílico esconde algo, pareciera que alguien toma posesión del mismo y moviera los hilos de su andar, por lo cual lo realizado no se logra rememorar, pareciera que su yo es disuelto en alcohol, tal vez si fuéramos químicos podríamos escribir la siguiente fórmula C2H6O-yo, para esa disolución.
Ese yo intoxicado, tendiente al olvido se encuentra aturdido, como menciona Morales y Martinelli, en las “Las Suplencias del Nombre del Padre” en el capítulo “Caleidoscopios de la Ebriedad” (1998:105)
“El yo se acongoja ante la intromisión de una realidad que desconocía y que, sin embargo, no puede negar como verdadera. La verdad aparece como un fantasma… El olvido no es sólo una anécdota de esa noche, es la muestra de que el yo pierde su poder de control y regulación. El yo se vacía en la experiencia de la ebriedad y, ahí, desconcertado, tiembla”.
Freud (1920) en “Más allá del principio del placer” da cuenta que en algunos casos, la represión que lleva a cabo el yo, inunda las huellas mnémicas de una vivencia primera que no logran subsistir en un estado ligado, es decir que el proceso primario reina esa oscuridad, buscando reproducir un estado anterior, buscando en el acto repetitivo eso que se piensa está olvidado, pero lo único que se logra encontrar es el acto inconsciente de la memoria.
Esta parte compulsiva del consumo representa un síntoma y el olvido es su gran aliado. La droga reaparece para generar “cierta protección” ante acontecimientos o pensamientos que puedan resultar amenazadores. Pero, esta protección, que en este caso deviene en el olvido, en un yo disuelto ante el alcohol ¿ante quién se realiza, o esa dependencia hacia quién es?
En el caso del adicto, como en el caso de todos los sujetos, nos encontramos con un objeto de añoranza, un objeto que nos inscribe al mundo, que da estructura al sujeto, pero que sin embargo es un objeto perdido. Para Lacan este objeto, se ve reflejado en ese objeto a causa del deseo, ya que en el inicio de la vida, no se tiene acceso al lenguaje, sino es por medio del Otro. Recordemos, que el niño por esa condición de desvalimiento al nacer, depende para subsistir de otro que lo mire, que lo cuide, que le transmita su propia castración, por lo cual siente una total completud. Llegado un momento devendrá la pérdida de esta, conllevando un gran dolor, pero permitiendo al deseo salir a la luz, y la búsqueda de otros objetos, aunque en el fondo estos llevarán al objeto originario, a ese objeto a (Naparstek, 2010).
Por lo tanto, en el caso de una “dependencia” al alcohol, este objeto, no puede ser abandonado, no permitiéndoles devenir como sujetos con un lenguaje, se encuentran en una alienación primordial, en donde el deseo sólo existe en el plano único de la relación imaginaria, como la relación repetida con la droga, y entre más cerca se esté de esta alienación más se encontrará el deseo de la desaparición del otro, por lo cual al consumir desaparece ese otro pero también el sujeto. Se trata de borrar hasta el grado de la intoxicación, eso que duele ese enganche al Otro. Si repetimos es porque no hemos olvidado, por eso el olvido sigue siendo parte importante de lo que somos, por eso el acto repetitivo de tomar hasta “perder la memoria”.
Para poder ir hilando lo que se está trabajando, debemos de escribir lo dicho en la pizarra mágica de Freud (1923), el cual utiliza la misma para señalar el aparato psíquico como huella de escritura. A través de la pizarra mágica se hace escritura sin necesidad de tinta, solamente se necesita la hoja de dos estratos una parte de celuloide y la otra de papel encerado, además de la tablilla de cera, está última representaría el inconsciente y la hoja de dos estratos el sistema P-Cc.
Al momento de hacer un trazo en la hoja de celuloide, se hace presión en la parte de la hoja que es de papel encerado, adhiriéndose la escritura grabada en la tablilla de cera, pero cuando este contacto se rompe, cuando se levanta la hoja, la escritura desaparece. Pero esta desaparición es meramente ficticia, ya que al levantar la hoja y ver de manera atenta la cera, se podrá ver lo grabado en la misma. Por lo tanto, Freud nos muestra que el aparato psíquico es ilimitadamente receptivo y conserva huellas mnémicas duraderas, pero no inalterables, con lo cual nos refleja que el contenido alojado en el inconsciente, es decir lo reprimido se mantiene en constante actividad al buscar continuamente su retorno.
Además, con la pizarra mágica, no podemos dejar de recordar la definición de palimpsesto aquí trabajada, es decir un manuscrito antiguo que conserva las huellas de una escritura anterior, pero que fue borrada artificialmente para dar paso a una nueva, con lo cual lo ya grabado hará que la nueva escritura se apuntale sobre estas nuevas vías. Aunque en este caso para que esa nueva escritura haga eco en la memoria del inconsciente se debe de rememorar el olvido, pero ¿existirá alguna ruta posible, para mirar esta alienación y poder reescribir, para poder rememorarlo?
Así mismo Freud (1923) menciona que para hacer preconsciente algo reprimido, se puede restablecer mediante el trabajo analítico, los eslabones intermedios preconscientes, es decir que por medio de la palabra, se puede hacer escritura, y que al hacer esta, por fin existirá una posibilidad del olvido del olvido, es decir la posible tramitación del recuerdo, se puede reconstruir, restituir, reescribir el pasado, crear un palimpsesto del inconsciente, en lugar de un mero palimpsesto alcohólico, como menciona Lacan (1953:9) “La historia no es el pasado. La historia es el pasado historizado en el presente, historizado en el presente porque ha sido vivido en el pasado”.
En el análisis se escucha el discurso del sujeto, más allá de este yo disuelto en alcohol. El analista, en su escucha da cuenta de que la adicción representa uno de los demás síntomas del sujeto y no es meramente su enfermedad y regresa este discurso al mismo.
En el análisis lo primordial no es el quitarle la droga, su quitapenas a los sujetos, es decir que la meta no es el dejar el consumo en primera instancia, tampoco se trata de mantener el consumo por el resto de la vida, lo importante es tratar de encontrar una vía diferente de satisfacción, de proponer algún otro objeto en ese lugar que ha estado ocupando la droga, porque si se quita la droga sin otorgar nada a cambio, se le despoja al sujeto de la única solución que ha encontrado para mantenerse en la vida, por eso cuando el objetivo se transforma solamente en la abstinencia, las recaídas vendrán muy fácilmente (Naparstek, 2010).
Por lo cual, cuando el sujeto consigue la ligazón amorosa con el analista, mediante la transferencia, su síntoma ya se estará transformando, ya que se da paso a una satisfacción por medio de un otro y no solamente de una manera solitaria con un objeto imaginado que es la droga. Existirá una posibilidad de construir, de rememorar, de tramitar los recuerdos ya no solo en actos repetitivos en donde el malestar en el cuerpo pareciera ser el único recuerdo, en donde el yo no está presente y se olvida, sino al tramitar los recuerdos por medio de la palabra, al echar un poco de luz a la memoria del inconsciente y así darle paso a la realización del sujeto en el poder-ser, es decir al crear un palimpsesto. Con el análisis se podrá realizar la iluminación adecuada de esos primeros grabados, que menciona Freud (1923:246) en “Notas Sobre la Pizarra Mágica” menciona:
“Pero es fácil comprobar que en la tablilla de cera misma se conserva la huella duradera de lo escrito, legible con la iluminación adecuada…el devenir visible de lo escrito y su desaparición”.
Finalmente, les comparto las siguientes letras de un testimonio que se enfrentaba continuamente a los palimpsestos alcohólicos, y que con letras muy cercanas a la poesía, intentaba rememorar el olvido, menciona:
“Noche prometedora, por la posibilidad de sonrisas disfrazadas. La oscuridad esos días se había apoderado de mí y conocía el camino a la luz tímida. Mis fosas nasales, mi lengua, ya imaginaban tu cercanía. Cuando llegué a ti y calmaste cada duda de la materia gris, respondiéndole con bocanadas provenientes de un río agitado, pero que confortaban, sabía que una parte de mí se extraviaría en tu abrazo sin fondo, quedaría encantado por tus murmullos y simplemente por ese tiempo tan exquisito dominarías mi piel y así pretendería descansar.
Pero vaya piel que me haces imaginar, porque al quitarle la neblina que la oculta, veo agujeros que no había visto antes, ¿por qué, si yo creía me estabas extendiendo? Ya sé, te gusta traicionarme, pero no puedo imaginarme sin ti recorriéndome. Ven y búscame de nuevo, yo a veces ya no logro encontrarte, encontrarme…prometo esta vez tenerte más cerquita, si quieres hasta que escuches mis sollozos y así tal vez componga alguna letra, o tal vez sólo te rías de los intentos de crearla, creo que no me importa, pero te lo pido, déjame estar contigo de nuevo para poderme llevar mis recuerdos al olvido”
Referencias Bibliográficas
FREUD, S. (1920).Más allá del principio del Placer. Obras completas, tomo 18. Buenos Aires: Amorrortu, 1976.
FREUD, S. (1923). El yo y el Ello. Obras completas, tomo 19, Trad. J.L. Etcheverry, Argentina: Amorrortu Editores, 1976.
FREUD, S. (1930). El Malestar en la Cultura. Obras completas, tomo 21, Trad. J.L. Etcheverry, Argentina: Amorrortu Editores, 1976.
LACAN J. (1953). El Seminario de Jaques Lacan. Libro 1. Los Escritos Técnicos de Freud. Buenos Aires: Paidós.
LEE H., SUNGWON R. & DAI J. (2009). Alcohol-Induced Blackout. Int J Environ Res Public Health. 2009 Nov; 6(11): 2783–2792.
MORALES H., GERBER D. (1998). Las Suplencias del Nombre del Padre. Caleidoscopio de la Ebriedad. México: Siglo XXI.
NAPARSTEK, F. (2010). Introducción a la Clínica con Toxicomanías y Alcoholismo III. Buenos Aires: Grama Ediciones.
RAE (2018). Enclave RAE. Palimpsesto. México. Disponible en: http://dle.rae.es/srv/search?m=30&w=palimpsesto.
1 Comment
Angélica M.
Excelente análisis del consumo.