Léon, el niño sin espalda: Francoise Dolto
Léon tiene ocho años al momento de llegar al análisis con Françoise Dolto. No puede mantenerse de pie solo. Se desplaza sosteniéndose de las paredes, luego para sentarse, se apoya en la mesa. Cuando está sentado, no logra mantener erguida la espalda. Léon siempre necesita un apoyo, ya sea de objetos, muebles o personas. Léon vive sentado o acostado, se le han hecho exámenes médicos y neurológicos, pero no se encuentra una causa. Léon se encuentra en desventaja tanto social como escolar. Se manifiesta totalmente pasivo y se considera débil.
En el estado anteriormente mencionado, llega a la consulta privada con Francoise Dolto. La madre refiere que desde muy pequeño, León hablaba a un ritmo muy lento, escandiendo palabras. Léon tiene una voz entonada y tararea con gusto canciones de la radio pero no pronuncia las palabras. Dolto supone que al niño le fascina la música y la madre lo confirma. Léon ha tenido clases de piano, pero alguien lo tiene que sostener de sus axilas para que pueda mover sus manos en el piano. Dolto se pregunta ¿Qué significa esta falta de vigor de origen no orgánico? ¿Por qué no sabe leer, ni escribir, ni contar, pero al mismo tiempo es tan hábil con los dedos pero exclusivamente cuando toca el piano? ¿Cómo es posible que haya integrado el solfeo y que pueda descifrar la música mirando la partitura y no puede nombrar las notas que lee? Dolto interroga a la madre sobre los comienzos de la motricidad de su hijo. Según la madre el niño comenzó a sentarse en la cuna a edad muy temprana, pero también desde muy pequeño quiso chuparse el pulgar. La madre se lo impidió adhiriéndole la manga a la pechera con un alfiler. Luego desde que Léon pudo sentarse, la madre lo instaló en una sillita alta y allí pasaba días enteros, a la altura de la mesa de trabajo de sus padres en un taller de costura y confección familiar. Léon observaba a sus padres trabajar, muy sonriente y juicioso, sin molestar a sus padres. Léon se adaptó a la inmovilidad y hasta encontró placer en ella, placer de complacer a la madre, estar con ella sin abandonarla. Desde la silla alta la madre lo trasladaba a otra silla baja que hacía las veces de orinal a la cual lo ataba con un cinturón largo. Léon pasó así tres años observando a sus padres, atado y sin hacer nada con las manos. Su hermanita, dos años y medio menor, se opuso tenazmente a sentarse en la silla baja, la madre renunció entonces a atarla. Léon nunca gateó, permanecía en el suelo con la espalda apoyada a la pared sin fuerza. Léon al sentarse inmóvil al observar a sus padres trabajar según Dolto, de la mirada introyectó el movimiento de los dedos y de las manos de los costureros, lo que le permitió tocar el piano. De la voz: podía cantar porque escuchaba a su madre entonar cánticos en bretón y en latín en el taller de costura.
Ve a la madre antes que al niño, pero en su presencia, y después al niño solo.
Durante las sesiones en el consultorio, Léon permanece inmóvil. No responde a ninguna solicitación del analista y hace siempre el mismo dibujo. En la cuarta sesión, Dolto comprende que en realidad el niño responde pero de manera lenta, lo hace en la sesión siguiente, con un retraso de ocho días. Dolto se lo dice a Léon y lo felicita por tomarse el tiempo para reflexionar. La analista lee en la mirada de Léon que se sintió comprendido y así comienza la transferencia. Dolto le pide que modele algo, él responde a la semana siguiente. Modela cuatro cilindros de tamaño rigurosamente idéntico. Los coloca en línea y se detiene. Dolto le dice que aunque todavía no comprende, sabe que él quiere decirle algo. La siguiente sesión el niño modela nuevamente los cuatro cilindros y agrega otros dos más delgados, echado sobre la mesa hasta unirlos. Dolto le expresa nuevamente su deseo de comprender y le dice a Léon “tal vez la próxima vez veamos mejor de que se trata” Léon asiente con la mirada. A partir de ese momento, el niño llega a las sesiones sin apoyarse en la pared para caminar, ni en la mesa para sentarse. Realiza un dibujo diferente. Continúa sin hablar pero retoma el modelado. Hace los seis cilindros, los une, construye una placa como un asiento y dice “es una silla”. PAGINA 238
Dolto le dice “¿Está contenta de su suerte de silla? ¿La construiste para alguien?
Léon no responde.
Léon llega a la sesión siguiente con un dibujo de un barco que no cabe entero en la página, retoma el modelado y dice “es la silla. Está contenta de ser silla”.
Dolto le pregunta si está esperando a alguien,
Léon: sí.
Dolto “ ¿vendrá alguien a sentarse en ella?”
Léon modela una figura humana y la acuesta ante la silla.
Dolto: “¿es un hombrecillo? ¿Eres tú?
Léon: sí.
Dolto “¿quieres sentarte en la silla?
Léon sienta al hombrecillo en la silla y le apoya con fuerza la espalda sobre el respaldo. Dolto ¿Está contento el hombrecillo?,
Sí, responde Léon.
Dolto ¿Qué piensa ese señor? ¿Le gusta la silla?
Léon no responde.
Dolto ¿está contenta la silla?
Léon ¡oh sí!, está más contenta que el hombre.
Dolto ¿Ah, sí?
Léon: y…si…
Dolto: cuándo se vaya el hombre, la silla se quedará con su espalda…él ya no tendrá más espalda.
Francoise Dolto afirma que en este momento registra este punto de inflexión de la cura. Mediante una sonrisa, Leon expresa el placer pasivo de estar en esa posición, lo que lo había impulsado a vivir así, siempre con respaldo. Al serle restituida la imagen de su cuerpo, Léon habla. La siguiente sesión, Léon se dirige desde la puerta a la silla y se sienta normalmente. No hay dibujos ni modelado. Léon habla con Dolto de su padre que ha partido, padre judío polaco, y al que los alemanes se lo llevaron y desvistieron a Léon para ver si era circuncidado; la madre no sabía lo que era la circuncisión y no se lo pudo explicar.
Dolto habla de su modelado de la última sesión y del respaldo de la silla que quería quedarse con la espalda del hombre. Esto hace que Léon con sus propias palabras cuente “cuando yo era pequeño y mi hermana también, mamá quería que nos quedáramos sobre el orinal y nos ataba”. A partir de este momento, es importante plantear preguntas, y encontrar respuestas. Se habló de por qué los alemanes lo desvistieron, qué es la circuncisión, y en qué consiste la diferencia sexual. Según Dolto, Léon se desahoga, en ese entonces, la familia parte a una zona sin guerra.
La madre le escribió a Dolto contándole que Léon marchaba bien, que había mejorado su rendimiento académico y que jugaba a la pelota y corría.
Bibliografía.
DOLTO, F.(1984). La imagen inconsciente del cuerpo. Barcelona: Paidós, 2013.