Psicomotricidad

Lactancia Materna

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Fotografía con Licencias Creative Commons

Mtra. PM / Lic. T.O Adriana Abigail Romero Hernández

“¿Alimentar al niño? Sí, pero no solamente con leche. Hay que tomarlo en brazos, acariciarlo, hablarle a la piel del pequeño que tiene sed y hambre al igual que su vientre”

Frederick Leboyer

Lo primero que necesita el bebé es alimento y entendemos éste como el conjunto de nutrientes de tipo fisiológico, pero también de tipo afectivo, cognitivo, psicológico y social. 

La alimentación del bebé aparte de proveer diversos nutrientes como proteínas, vitaminas, lípidos, carbohidratos y minerales para favorecer su sano crecimiento, bienestar y desarrollo integral, existe un procesamiento sensorial, desde la textura, temperatura, olor y sabor del alimento y del pezón de la madre. La leche materna es el mejor alimento que se puede brindar al bebé, ya que, proporciona una óptima y sana nutrición, se digiere fácilmente, favorece al sistema inmune, protegiendo al organismo frente a numerosas enfermedades.  Este es un fluido vivo, cambiante, desarrollado a través de millones de años de evolución que se adapta en función de las necesidades de cada etapa de la vida de los lactantes.

La OMS recomienda la lactancia materna exclusiva durante seis meses, la introducción de alimentos apropiados para la edad y seguros a partir de entonces, y el mantenimiento de la lactancia materna hasta los 2 años o más.

Winnicott menciona que la leche materna no fluye como una excreción, es una respuesta a un estímulo como la vista, el olor, el contacto y el llanto del bebé que indica la necesidad de comer, que se desarrolla como un medio de comunicación entre ambos.

Diversos estudios en la literatura médica y psicológica han examinado la relación entre la lactancia materna y el desarrollo intelectual, se ha demostrado que hay un efecto positivo en la evolución cognitiva del niño. La lactancia materna implica una interrelación entre la madre y el bebé, es un proceso bidireccional con efectos físicos y emocionales en ambos, ya que en la cultura popular se define como un “acto de amor” de la madre y el bebé responde a esto con múltiples expresiones no verbales como movimientos, miradas y gestos. El hecho de amamantar al bebé favorece la aparición del vínculo materno y del apego del bebé hacia su madre; permite tener al niño en contacto físico estrecho, lo que, según algunos estudios, favorece en el futuro de la independencia del niño al incrementarse su autoestima.

Existe una amplia evidencia científica que demuestra que una buena práctica de lactancia también protege la salud de las madres tanto a corto como a largo plazo. El riesgo de sufrir enfermedades como hipertensión, sobrepeso y obesidad, diabetes, al igual que cáncer de mama y otros, se reduce en las mujeres de manera considerable gracias a la lactancia, sobre todo cuando ésta dura más de 12 meses.

En las dos primeras horas posteriores al nacimiento, es el llamado periodo sensitivo, provocado por la descarga de noradrenalina durante el parto, que facilita el reconocimiento temprano del olor materno, muy importante para establecer el vínculo y la adaptación al ambiente postnatal. Este periodo sensible posparto no es indefinido, posponer el contacto conlleva que el instinto no surge con la misma efectividad.

Los recién nacidos necesitan permanecer en íntimo contacto con la madre (piel con piel), preferiblemente durante las dos primeras horas después del parto, para que tengan oportunidad de agarrarse al pecho y realizar de forma espontánea una primera toma. Este contacto piel con piel tiene también otros efectos beneficiosos para el recién nacido (se recuperan más rápido del estrés, normalizan antes su glucemia, el equilibrio ácido-base y la temperatura) y para la madre aumentando la duración de la lactancia materna y evitando experiencias emocionales negativas.

Si bien la lactancia materna tiene grandes beneficios para ambos integrantes de la díada, en los últimos años. Por estas razones es muy importante tener en cuenta las virtudes que tienen la lactancia materna y la importancia alrededor de la formación del vínculo.

Si bien hoy en día se cuenta con evidencias irrefutables sobre los beneficios y ventajas de la lactancia materna para la díada madre/hijo, beneficios para la salud física-emocional de ambos y la economía, se ha visto un bajo suministro de esta forma de alimentación, esto se puede dar debido a la poca información con la que cuentan las madres, la forma adecuada de realizarla y a los mitos que giran alrededor de esta práctica. El conflicto de intereses entre la industria (uso de fórmulas lácteas antes de los 6 primeros meses), los proveedores de salud y el sector público, por ejemplo, así como la falta de conocimiento y capacitación sobre el tema por parte de las madres, los profesionales de la salud y de la sociedad en general han fomentado creencias culturales y sociales erróneas que dificultan la práctica adecuada de la lactancia materna. Desde el punto de vista social, es importante proporcionar información suficiente para permitir que la mujer que trabaja fuera del hogar pueda mantener la lactancia de forma prolongada, que la sociedad lo vea como algo natural y no con tabús de que la mujer se expone desnuda en público, que tiene excitación con la succión de su bebé, o las madres “modernas” que no quieren deformar su cuerpo, etc.

El amamantamiento es un arte innato en los seres humanos que, sin embargo, no está exento de unos conocimientos y actitudes que lo faciliten, se tiene que ver a la lactancia materna como el acto natural de alimentar a un bebé producto del amor.

La lactancia materna no es un proceso exclusivo de la madre-hijo, el padre desempeña un papel importante, ya que puede facilitar a que sea una experiencia positiva tanto para la madre como para el bebé: mantener un estrecho contacto piel a piel, puede acariciar, abrazar y mecer al bebé desde su nacimiento, así como fomentar el apego y el vínculo con su bebé y la pareja.

Stern afirma: “Este mundo representativo no sólo comprende las experiencias parentales de las interacciones actuales con el bebé sino también sus fantasías, sus esperanzas, sus temores, sus sueños, los recuerdos de su propia infancia, el propio modelo parental”  Es decir, en la construcción del vínculo afectivo de la díada están inmersos diferentes aspectos tanto de la madre como de su relación con las personas que la rodean, las cuales harán de esta relación una situación única que beneficiará o no el posterior desarrollo del bebé, ofreciéndole beneficios o por el contrario siendo causante de posteriores dificultades anímicas.

La lactancia natural no es la única manera de lograr manifestaciones afectivas, ya que existen infantes que por problemas de la madre no han podido ser alimentados en sus primeros meses de esta manera y se ha acudido hacerlo de manera artificial, logrando que sea exitosa si se realiza de la manera adecuada y posibilitando de otra manera la intimidad física que es necesaria en esta díada.

La lactancia materna tiene beneficios cuando se hace de manera adecuada, por ejemplo, que se ofrezca en un ambiente facilitador entre la madre y el niño donde la madre comience a tener la capacidad de representarse las necesidades del bebé (conducta de reverie), para entender sus necesidades y poder satisfacerlas, promoviendo en el bebé la capacidad de forjar su personalidad y de sentirse protegido por otro, lo cual posibilitará la creación de vínculos adecuados a posteriori. Se destaca entonces tal alimentación inicial como promotora no sólo de una adecuada salud física y cognitiva, sino como antesala a la creación de relaciones sociales en tanto que, con la alimentación se reciben otras particularidades de carácter anímico, afectivo.

Bowlby plantea que los seres humanos cuentan con la necesidad de mantener una interacción social, de establecer relaciones estrechas y perdurables a lo largo del tiempo con su progenitor o la figura materna y de esta manera configurar sus relaciones posteriormente en la adolescencia, juventud y en la vida adulta.

Referencias:

[1] ROMERO, A.A. (2018). Trascendencia de la relación afectiva y la alimentación en la primera etapa de vida en el desarrollo psicomotor. PsiME 4 (2)

[2] RODÍGUEZ, G. (2006). Tipo de vínculo madre/hijo y desarrollo intelectual sensoriomotriz en niños de 6 a 15 meses de edad. Interdisciplinaria 23 (2), 175- 201.

[3] OMS, Lactancia materna https://www.who.int/topics/breastfeeding/es/

[4] PALLÁS, C.R. (2006). Promoción de la lactancia materna. PrevInfad (AEPap)/ PAPPS infancia y adolescencia. 

[5] GOBIERNO DE ARAGÓN, DEPARTAMENTO DE SALUD Y CONSUMO, Cuídame: Guía para madres y padres. España.

[6] Consejería de Salud del Gobierno de La Rioja (2010). Guía de lactancia materna para profesionales de la salud. Disponible en: https://www.aeped.es/sites/default/files/8-guia_prof_la_rioja.pdf

[7] GONZALEZ DE COSÍO, T. y HERNÁNDEZ, S. (2016). Lactancia materna en México. Disponible en: https://www.anmm.org.mx/publicaciones/ultimas_publicaciones/LACTANCIA_MATERNA.pdf

[8] MARÍN, J., JIMÉNEZ, A.M. y VILLAMARIN, E.A. (2015). La importancia de la lactancia en el desarrollo. Revista do NESME 12(1), 7- 18. Disponible en : http://pepsic.bvsalud.org/pdf/vinculo/v12n1/v12n1a03.pdf

 

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