¿Cuál es tu preferido?, de los 3 espacios de relación.

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El psicoanalista Marcelo Salles influído por el pensamiento de D.W. Winnicott y de Margaret Mahler, clasificó en 3 los espacios en que se moviliza el ser humano, los llama  los espacios relacionales.

 

  • El espacio relacional es aquel espacio mental propiamente estructurado, que contiene a la representación
  • del sí mismo,
  • la del objeto,
  • y la de otros objetos con los que el sujeto se relaciona.

 

El hombre se caracteriza por su capacidad relacional. El proceso de crianza desemboca en la estructuración psíquica de la representación del objeto y en la representación del sí mismo (Salles, M. M. 1988).

Una vez separado objetalmente el niño de su madre, estará por primera vez consigo mismo, la capacidad para estar solo, para luego establecer pareja con su madre, la pareja primal. Vendrán otras parejas, después los pequeños grupos pregenitales y luego la familia. Se da el movimiento entre los espacios, que consolida la identidad del si mismo (Salles, M. M. 1989).

A partir de cualquiera de los espacios, la persona puede abarcar a lo social, mediante su participación en escuelas, grupos, etc. (Salles, M. M. 1988).

El niño y luego el adulto, va de un espacio relacional a otro, alternando los espacios ya conquistados: consigo mismo, con la pareja, o con el grupo. Cada movimiento de un espacio a otro va consolidando la identidad del sujeto en el propio espacio. En algunas circunstancias las necesidades internas del sujeto lo empujan hacia cierto espacio relacional, en otras, las necesidades sociales hacen lo mismo (Salles, M. M. 1988).

Salles, M. M. (1989), señala que conforme el desarrollo progresa, el niño se convierte más en un ente social, se verá precisado a ir resolviendo conflictos que emergen de sus nuevos contactos que le son propios.

Todo lo aprendido es activado para tratar de manejar a través del juego y de la fantasía, los sentimientos intensos que abruman y amenazan con desintegrar al sí mismo: la rivalidad fraterna y paterna, sentimientos incestuosos, homicidas y fratricidas, heridas narcisistas, etc.

Los patrones relacionales reprimidos seguirán influyendo desde el inconsciente e intervendrán en la nueva formación de parejas y grupos.

Por ejemplo hay personas que se sienten más comodas tomando decisiones en el espacio consigo mimo y otras en el espacio con otros. La fijeza en un sólo espacio, por ejemplo un adolescente que siempre esta en el espacio consigo mismo y no se moviliza en los otros dos espacios relacionales, nos puede preocupar. Tomar conciencia de cómo nos desplazamos por estos espacios relacionales puede ser interesante.

Bibliografía.

 

BARNETCHE, C. M.E. Desde la complicidad entre los hermanos hacia la amistad: el entre sí de los hermanos. Tesis doctorado: CiES, México, D.F., 2013.

SALLES, M. M. (1988). El Trabajo Efectuado en los Espacios Relacionales I. Cuadernos de Psicoanálisis. Órgano Oficial de la Asociación Psicoanalítica Mexicana. Vol. XXI Ene-Jun-1988. No. 1-2 pp. 67-74.

SALLES, M. M. (1988). Los Espacios Relacionales II. Cuadernos de Psicoanálisis. Vol. XXI Jul-Dic-1988 No. 3-4 pp. 141-158.

SALLES, M. M. (1989). Los Espacios Relacionales III. Cuadernos de Psicoanálisis. Vol. XXII Ene-Jun-1989. No. 1-2 pp. 73-83.

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