Woody Allen; días de cine y psicoanálisis
Por: César Hernández Ubaldo
La influencia del director neoyorquino en la vida moderna es difícil de capturar en líneas, Woody Allen ( 1935-) se ha construido una personalidad multifacética; ha sido actor, director, músico, guionista, y hasta escritor de chistes para el periódico, entre otras cosas.
El trabajo de Woody se caracteriza por estar en constante crítica a la forma de vida del humano común. La mayoría de sus personajes parecen seguir un patrón; son individuos de ciudad agobiados por factores como la rutina, víctimas de sus obsesiones y lidian constantemente con el fracaso en sus relaciones de pareja.
El cine de Allen propone una apertura al dialogo con las emociones, podemos identificarnos con las historias y sentir la emoción de la situación, dejando la responsabilidad para el personaje. Este tipo de escenarios nos deja reflexionando sin muchas restricciones y digerir situaciones o emociones que por la inercia de la actividad diaria, algunas veces dejamos de lado. El psicoanálisis y el cine se encuentran entonces en una sutil relación, ambos pueden abrir espacio para el procesamiento de emociones que por un motivo u otro no hemos digerido y nos dan la oportunidad de echarles un vistazo, cada una desde su perspectiva.
Woody Allen visitó al psiquiatra por primera vez cuando tenía veintitantos en algún punto del año 1959. Él mismo dice que la terapia psicoanalítica lo ayudó a modificar ciertas características en su personalidad que se tradujeron en una mejor calidad de vida. Asistir a terapia se le convirtió en una tradición con el paso de los años y es una costumbre que hasta la fecha no ha abandonado y que además le sirvió como sostén para hacer una película al año por cinco décadas.
Previo a la bonanza
Allan Stewart Konigsberg es el verdadero nombre de Woody Allen, él eligió adoptar este seudónimo para evitar la exposición y esquivar las burlas de sus compañeros de clase.
Tuvo una infancia complicada, en algún momento compartió que sus padres fueron autoritarios con él, que se encerraba en su habitación a practicar sus habilidades con el clarinete, a escuchar jazz, leer y escribir para pasar el rato. No tenía un perfil atlético pero destacaba en varios deportes como el beisbol. A los 15 años comenzó a escribir chistes para un agente del medio que vendía el material a comediantes famosos menos ingeniosos. La voz se propago y a los 17 Allan fue contratado por la NBC para escribir guiones. Antes de cumplir 30 llegó a ganar 2000 dólares semanales, y fue en ese periodo de bonanza económica cuando lo dejó todo y se lanzó a lo incierto; el mejor escritor cómico de esa época renunció a su empleo acomodado para convertirse en humorista de bares de bajo perfil. Tras dos años de vivir con los 50 usd semanales, producto de su trabajo en dichos bares, finalmente conquisto el éxito de nuevo y llegó a generar 5000 dólares semanales. No se trata de dinero, se trata de éxito, de fracaso y de la capacidad del humorista estadounidense para reinventarse ante situaciones adversas.
Incongruente, paradójico y contradictorio; ese es Woody Allen.
Podemos afirmar que Woody Allen logró construir una carrera fructífera, ha producido más de 49 películas, ganado cuatro premios Óscar, 16 diferentes premios por sus películas y puesto a reflexionar a más de una generación con su trabajo. Probablemente sea gracias a su talento nato, a su esfuerzo, preparación y al soporte emocional que la terapia psicoanalítica significó para él; ¿ en qué medida el psicoanálisis fue un factor determinante en el proceso de convertirse en uno de los más grandes humoristas de todos los tiempos?
Referencias:
RODRIGO FRESÁN. (2002). WOODY ALLEN. 2019, DE LETRAS LIBRES. RECUPERADO EN: HTTPS://WWW.LETRASLIBRES.COM/MEXICO/WOODY-ALLEN
ERIC LAX. (2007). CONVERSATIONS WITH WOODY ALLEN. E.U. RANDOM HOUSE LCC.