TecO; tornillos y algoritmos para aprender a sonreír
César Hernández Ubaldo
Jacques Lacan observa que la risa es la raíz de la identificación de un infante que todavía no habla con un ser humano. Para la mayoría de las personas sonreír es tan habitual como conversar con alguien en cualquier momento del día. Para quien padece autismo eso puede llegar a ser muy complicado o prácticamente imposible.
El autismo es un trastorno que se caracteriza por la intensa concentración de un individuo en sí mismo, en su mundo interior, y por una progresiva pérdida de contacto con la realidad exterior. Francis Tustin encuentra que el niño autista lucha para sentir que existe.
Han pasado 80 años desde su clasificación médica y todavía, el autismo sigue siendo un gran desconocido, desde entonces sabemos que los síntomas son: aislamiento en el contacto con las personas, relación intensa con algún objeto, mutismo, si hay lenguaje es desprovisto de intención comunicativa, conservación de una fisonomía inteligente y pensativa.
Al hablar de autismo y de niños que lo sufren, estamos hablando de un grupo de síntomas parecidos, pero la manifestación cambia mucho en grado y en forma en función de cada niño. Podemos decir que, si en otros trastornos ya hay grandes diferencias entre los diferentes pacientes, en el autismo hay muchísimas más. Cada paciente es singular y en consecuencia el DSM-5 (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders) ha acuñado el concepto TEA (Transtornos del Espectro Autista) que nos ayuda a englobar las conductas en sus variantes.
Como es sabido, los niños con autismo tienen cierta dificultad para asociar una expresión facial con una emoción es por eso que se vuelve difícil para ellos entablar una comunicación verbal o no verbal con una persona. Por otra parte, los niños autistas suelen aferrarse a un objeto, a un ritual, a un espacio. Les es difícil contar con la flexibilidad para hacer cambios.
TecO es un androide que funciona como herramienta en la terapia para el tratamiento de niños con autismo. El robot posee una cara con expresiones faciales parecidas al humano, que puede ser programado y operado a la distancia para modificar dichas gesticulaciones. Este aspecto, aunque es simple también es significativo puesto que ayuda a los niños a reconocer en los gestos de TecO, distintas emociones, y es especialmente útil debido a que para ellos es más cómodo pasar tiempo con el robot que con una persona.
Este proyecto corre a cargo del Dr. Pedro Ponce Cruz, quien comenzó con el desarrollo en el año 2012 acompañado de investigadores y estudiantes del Tecnológico de Monterrey, su objetivo es ayudar a los niños con autismo a mejorar su calidad de vida, por supuesto, pero también concientizar a la sociedad sobre las bondades de los robots, su utilidad en nuestra vida diaria y lograr eventualmente la aceptación social de la robótica.
Considero que para este proyecto resulte trascendente, hay que considerar que sea la madre o el cuidador primario del bebé o del niño quién maneje y desarrolle la sesión con el hijo. Es una oportunidad para la misma madre de tomar conciencia de sus propios gestos y de recuperar o fortalecer la relación madre-hijo a través de TecO.
Bibliografía.
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